La nueva camada de comunicadoras de nuestro país, definitivamente hacen una televisión de estos tiempos, pero que pena que esta época de la modernidad se lleve la ética profesional entre jóvenes que quieren pasar por la radio y la televisión para llenarse de fama y no dejar ningún legado a la hora de decir adiós a los medios.
Traer este tema en estos momentos es ser osados, porque quien no entra en el jugo de estar en la “onda” se queda rezagado, pues aquí me quiero quedar.
Es una lastima ver jovencitas llenas de títulos universitarios y meritos agregados a la belleza, que juegan con el rol de comunicadoras y tiran por el suelo la labor de mujeres que engrandecen la comunicación dominicana y cito esto por que para estar en la “onda” estas seudo comunicadoras trabajan literalmente ebrias.
Es normal para ellas que destapen un “Pote de Romo” como escuché a una flamante joven expresar al productor para hacer “Feliz el programa”. Es una lastima por que es una joven que promete y tiene ganado su espacio, en minutos ya estaba que no coordinaba sus ideas.
La historia reciente cuenta de jóvenes que el alcohol y la fama les ha ganado el puesto que quizás sin merecerlo le fueron cedidos a mujeres con desordenes personales que las han llevado a refugiarse en cualquier tipo de adicción, llevando a la borda el nombre de comunicadoras.
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