La actriz Sarah Jessica Parker, que tiene tres hijos con su marido Matthew Broderick, estaba convencida de que criar a sus hijos supondría que estos tuvieran que pasar "el resto de sus vidas" asistiendo a terapia.
"Me acuerdo de estar tumbada en la cama antes de que naciera mi primer hijo, embarazada y pensando: 'Voy a arruinarle la vida. La primera cosa significativa que le diré será que va a estar marcado de por vida. Voy a intentar servir de ayuda, y eso va a destrozarle y se va a pasar el resto de su vida tumbado en el sofá de la oficina de un terapeuta'", contó la actriz durante el estreno en Nueva York de su nueva película I Don't Know How She Does It.
A pesar de sus temores, la actriz de 46 años cree que es "bueno" preocuparse por el hecho de convertirse en madre porque se trata de una enorme responsabilidad.
"Es bueno estar asustada. Debería ser así. El amor y la amistad son aterradores y los niños lo son aún más", comentó.
Sarah Jessica también ha admitido que ella y Matthew consideraron la idea de trasladarse con sus hijos lejos de Nueva York, pero la actriz se dio cuenta de que no soportaba la idea de abandonar la ciudad.
"Al tener tres hijos pensamos: '¿Deberíamos hacerlo?'. Pasamos algunas horas con unos agentes inmobiliarios, pero en el fondo no sabía cómo marcharme. A mi hijo James le encanta la ciudad. Le encanta salir, igual que a mí, y tener la ciudad entera delante. Es un privilegio", añadió.
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